La Trama

 

© 2003 Roberto Enyart

Capítulo 1

El cuadro general

La trama de la Biblia

Todas las historias tienen una trama. En cualquier relato, la historia principal forma la trama. Para entender un libro se necesita reconocer la trama, conocer los personajes y entender el contexto espacial y temporal donde se desarrolla la acción.

¿Tiene la Biblia una trama?

La Biblia relata una historia. Los cielos estrellados se expanden y forman el trasfondo para el escenario principal, la tierra. Algunas escenas tiene lugar en el cielo espiritual, pero la mayoría ocurren en la tierra. Algunos pocos incidentes abarcan ambos lugares.[1]  La historia comienza hace muchos eones, antes de que el universo existiese, y continuará en un futuro distante, después de la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra. El personaje principal de la historia que la Biblia relata es Dios. Entre los personajes secundarios figuran Satanás, ángeles buenos y ángeles caídos, y los seres humanos.  A veces Dios agrupa a varios personajes para interactuar con ellos de manera específica. Por ejemplo, Dios trata a los ángeles caídos de una manera y a los ángeles buenos de otra manera.

El SEÑOR (como Dios se llama a sí mismo) también agrupa a seres humanos.  Al comienzo de la historia, Dios interactúa con personas y con familias.  Más tarde, El tiene una relación especial con ciertas tribus, y aún más tarde esa relación abarca a ciertas naciones.

La Biblia tiene una trama. Este es el bosquejo principal de la historia de la Biblia:

1.  Dios crea el universo y puebla los cielos y la tierra.

2.  Algunos ángeles y todos los seres humanos se revelan contra Dios.

3.  La caída produce culpa y muerte.

4.  Dios busca reconciliarse con los hombres que en El confían.

5.  Dios recompensará eternamente a los que en El confían y castigará a todos los otros.

Estas cinco observaciones definen la trama en general.  Dentro de este marco existen muchos detalles. En la creación, Dios llevó a cabo acciones específicas en un cierto orden. En la rebelión, Satanás, Adán y Eva desempeñaron sus papeles y debieron asumir sus responsabilidades. En la caída, Dios informó a Satán, a Adán y a Eva de las consecuencias de sus acciones.

Para la reconciliación, Dios diseña un plan que implica, para El mismo, un gran sacrificio personal, de modo que El mismo pueda perdonar justamente a los hombres por medio del perdón de sus pecados, un perdón otorgado por la propiciación adecuada.  Dios también implementó un plan para anunciar al mundo esa redención. La comunicación incluyó darle la Biblia a la humanidad y convocar a un grupo de hombres en particular para que fueran los portavoces de Dios en el mundo. Dios incluso llamó a una nación, a Israel, para que fuese la “nación portavoz” en el mundo. Por medio de esta nación, Dios le dio al mundo la Biblia (Rom. 3:1‑2) y el Salvador (Gén. 22:18; Juan 4:22; Gál. 3:16).  Dios además instruyó a esta nación para que llevasen la buena noticia de Su salvación al mundo entero.

Dios proveerá su recompensa eterna para los justos en cielos nuevos y tierra nueva. Algunos vivirán en la tierra, y otros en el cielo. (Más adelante este libro analizará el material bíblico sobre estos dos lugares de residencia). Dios arrojará a Satanás, a la Bestia y al Falso Profeta a un lago de fuego, junto con todos aquellos cuyo snombres no estén en el Libro de la Vida.

Beneficios de conocer la trama

La mayoría de los estudiantes de la Biblia estarán sin dudas de acuerdo con estos cinco puntos de la trama de la Biblia. Y dentro de esa estructura se encuentra la clave para entender casi todas las grandes disputas que dividen a los cristianos.

La caída de la humanidad representa de alguna manera un cambio de dirección en la trama. Un observador contemplando el desarrollo de esta historia posiblemente se sorprendería al ver que Adán y Eva pierden su primer lugar de residencia.  Dios creó el Jardín del Edén, colocó allí a la primera pareja y vio que “todo lo que El había hecho… era muy bueno”. (Gén. 1:31).  Poco después, Adán y Eva desobedecen a Dios y sufren las consecuencias del pecado y de la muerte.

Imagine que el observador se retiró precisamente después que Dios declaró que todo era “muy bueno”.  Si este observador volviese a la tierra unos 1500 años más tarde vería que “la maldad de los hombres era muy grande en toda la tierra… y se arrepintió Dios de haber hecho al hombre” (Gén. 6:5‑6) . Además, la tierra estaba “llena de violencia” (Gén. 6:11).  Probablemente el observador se sorprendería (y se entristecería) porque vería algo que no esperaba ver tras haber visto el comienzo de la historia.

O supongamos que el observador dejó de mirar antes de la creación de la humanidad en el Sexto Día. Ya había visto a Dios crear la tierra cubierta por las aguas en el Primer Día (Gén. 1:1‑2).  El Tercer Día observó a Dios elevar una gran masa de tierra seca del medio de las aguas para formar un enorme continente, que ahora los geólogos llaman Pangea. (Gén. 1:9, 13).  Más tarde, en el Quinto Día, el observador vio a Dios crear abundantes criaturas para que viviesen los océanos (Gén. 1:21, 23) , y les ordenó “multiplicarse y llenar las aguas” (Gén. 1:22).  Al final del Quinto Día, este supuesto observador dejó de mirar a la tierra durante muchísimo tiempo. Cuando finalmente miró otra vez a la tierra, vio, como lo esperaba , una tierra majestuosa. Se asombró, sin embargo, al notar que el océano había desaparecido. El mar no existía, y habían desaparecido las grandes criaturas marinas creadas por Dios. Y ya no existían porque, mientras el espectador miraba para otro lado, sucedió toda la historia de la humanidad caída.  Dios entonces creó los nuevos cielos y la tierra nueva “y el mar ya no existía” (Apo. 21:1).

La confusión de este observador surgió porque desconocía la trama, o la historia principal, de lo que había sucedido. Dicho más precisamente, se perdió el cambio de dirección de la trama.  El obsevador, al ver el principio de la historia y por no anticipar toda la maldad que seguiría, tendría muchas dificultades para explicar la desaparición del mar. ¿Se evaporó? ¿Alguien lo vació? ¿Qué pasó con todas las criaturas marinas? ¿Alguien se las comió?

Las historias a menudo tienen una moraleja. Muchos cuentos terminan con “Y la moraleja es…”. La Biblia es una historia sobre moralidad, pero es una historia real, no ficticia (aunque ciertamente contiene parábolas). Para entender la moraleja de la historia se debe entender la historia. Si no se entiende la historia, sea porque no se entiende la trama o porque no se conocen los cambios de dirección en la trama, se hace difícil reconocer la moraleja. ¿Cómo se pueden ver los detalles si el cuadro general es confuso?

Jonás profetizó que Dios destruiría a Nínive en 40 días (Jonás 3:4).  Pero si el mismo observador que escuchó esa profecía retornase 41 días después esperando ver una pila de cenizas humeantes, otra vez se sentiría confundido. Tras 41 días, Nínive seguía prosperando como siempre. El observador se preguntaría por qué. Jonás había profetizado que Dios destruiría a Nínive en 40 días, pero eso no pasó.

Desconociendo el cambio de dirección en la historia del libro de Jonás, ¿cuáles serían las conclusiones del observador?  “¡Jonás no era un profeta de Dios!”  O “Jonás no dijo la verdad cuando profetizó”. O “No se puede confiar en las profecías de Dios”. Por desconocer el cambio de dirección en la trama, el observador estaría perdido.

Cuando la gente de Nínive escuchó el juicio en su contra, se arrepintió.  Dios había dicho que los destruiría, pero porque se arrepintieron, Dios no hizo lo que dijo que iba a hacer. Dios expuso el principio que permite a los hombres entender el cambio de dirección en Jonás. Como dice Dios (citado por Jeremías):

 “En el mismo momento que hablo de una nación para destruirla, si la nación contra la que he hablado se aleja del mal, dejaré de lado el desastre que pensaba traer sobre esa nación.”  Jer. 18:7‑8

Dios afirma en Su Palabra que El reaccionará al cambio de circunstancias, incluso después de que El mismo profetizase un resultado. El dice que El cambiará lo que el “pensó” que iba a pasar. Dios dice que El dejará de lado, como respuesta a las acciones del hombre, lo que El había “dicho”. En Nínive,

…Dios vio las obras de las personas, quienes se habían arrepentido de sus malos caminos; y Dios dejó de lado el desastre que El pensabe traer sobre ellos, y Dios no lo hizo… Jonás 3:10

Por eso, los estudiantes de la Biblia deben prestar atención a la trama y a los cambios de dirección en la trama de la Biblia para entender las lecciones, o la moraleja, que esta historia enseña. Porque el principio que Dios expuso en Nínive tiene otro aspecto, la otra cara de la misma moneda. Dios dijo:

“Y el momento que hablo sobre una nación o un reino, para edificarlo y plantarlo, si hace lo malo ante mis ojos y no obedece mi voz, entonces dejaré de lado el bien que dije que les daría.”  Jer. 18:9‑10

De manera que Dios les informa a los hombres que El tiene un plan, una trama, y que es posible que esa trama cambie de dirección. Por eso los estudiantes de la Biblia deben permanecer alertas cuando leen la Biblia para no perder de vista la trama y sus cambios de dirección.

La ignorancia de la trama

Hay diez doctrinas que dividen a millones de creyentes. Tratar de resolver estas diez diferencias usando métodos tradicionales resulta desalentador. ¿Dónde se originan estos diez desacuerdos? ¿Existe un hilo teológico que ate y reúna a estas diez doctrinas, aparentemente desconectadas?

Si las diez disputas derivan de una misma causa fundamental, ¿habrá una sola solución para estas diferencias? Imagine la posibiliad de resolver las diez disputas son un solo dato bíblico y un solo versículo, sobre la base de la trama general de la Biblia. Si ese dato (que resuelve por sí solo las diez controversias) existe, se trata de una idea bíblica fundamental. Sin embargo, si se ignora el cuadro general de la Biblia, se condena a estas disputas a permanecer para siempre sin resolverse.

Un joven observador político una vez preguntó por qué, en Estados Unidos, los partidos políticos conservadores (derecha) y liberales (izquierda) estaban separados tan claramente por ideas opuestas. Piense en estas generalizaciones:

 

Partidos de Izquierda

Partidos de Derecha

A favor de programas sociales

En contra de programas sociales

A favor de ayuda internacional

En contra de ayuda internacional

A favor de altos impuestos

En contra de altos impuestos

A favor de repartir preservativos

En contra de repartir preservativos

A favor de pornógrafos

En contra de pornógrafos

A favor de matar niños no nacidos

En contra de matar niños no nacidos

En contra de matar a asesinos

A favor de matar a asesinos

En contra de portación de armas

A favor de la portación de armas

Debilitamiento militar de EEUU

Fortalecimiento militar de EEUU

Adoran árboles

Cortan árboles (recurso renovable)


Políticos liberales como Hillary Clinton, Ted Kennedy y Al Gore están de acuerdo con la columna de la izquierda. Líderes conservadores como Pat Buchanan, Howard Phillips y Randall Terry apoyan los temas de la derecha. Los seguidores de estos dos partidos tienden a estar de acuerdo con su respectiva plataforma partidaria. Por ejemplo, de los diez temas recién enumerados, millones de liberales estarán de acuerdo con la columna de la izquierda, y millones de conservadores con la columna de la derecha. Un observador podría preguntarse la razón de este hecho. ¿Por qué la gente se ubica a los lados de líneas de batalla claramente definidas? ¿Por qué no hay millones de personas que están de acuerdo con cinco temas de la izquierda y cinco de la derecha? ¿Por qué los líderes que están de acuerdo en matar a un inocente niño aún no nacido se oponen a matar a un asesino y violador declarado culpable? ¿Por qué las mismas personas que apoyan los programas de ayuda social están de acuerdo en que los pornógrafos tienen el derecho de explotar sexualmente a las mujeres por medio de la venta de pornografía?

Si estos desacuerdos hubiesen surgido al azar y de manera desconectada, entonces no se habrían formado grupos de adherentes.  La línea demarcatoria surge, sin embargo , porque estos temas no aparecen arbitrariamente sin que son el resultado de los principios que gobiernan las acciones de una sociedad. Cuando una persona acepta ciertos preceptos fundamentales, observadores experimentados pueden anticipar muchas de sus futuras preferencias políticas. Algunos defienden la existencia de una verdad absoluta. Otros rechazan la noción de que el bien y el mal son absolutos y depositan sus esperanzas en un relativismo moral.  Los Diez Mandamientos se convierten en diez sugerencias… y si eso. El mundo llama a estos relativistas “los de izquierda”. Los defensores de absolutos creen que la verdad desciende de Dios.  El mundo los llama  “los de derecha”.

Estas observaciones de la política de Estados Unidos son una buena analogía. Los modelos de desacuerdo revelan mucho sobre las presuposiciones no expresadas. Diferentes ideas fundacionales llevan a distintas disputas, pero siempre relacionadas.  De la misma manera, la exploración de las diez disputas doctrinales más grandes puede revelar un increíble modelo bíblico. La Trama traza los orígenes de estos debates a los líderes cristianos del siglo I. La forma en que el Apóstol Pablo trató aquellos primeros desacuerdos doctrinales provee una guía para resolver los actuales debates. Las Espístolas son el compás, y  Palabra de Dios el mapa, para atravesar el terreno de la existencia humana.

Dios no tiene problemas doctrinales. ¿Por qué? Como el autor, El conoce el significado de los pasajes bíblicos.  Dios no tiene “problemas textuales”.  Por lo tanto, cuando Dios abre los ojos de las personas para resolver problemas doctrinales, los “textos problemáticos” desaparecen.  La respuesta doctrinal que se ofrece en este libro transforma los “textos problemáticos” en “textos probadores”. Los lectores verán que grupos de versículos bíblicos que se contraponen y se usan en los debates doctrinales tradicionales apoyarán todos ellos la verdadera teología.

El cuadro general

Al iniciar este asombroso viaje bíblico, se debe comprender que la meta es llegar a capturar el cuadro general de la Biblia.  El estudiante exitoso reconoce y comprende el amplio contexto de los temas a debatir. El significado de una palabra depende en parte de su contexto dentro de una frase. El significado de la frase depende en parte de su contexto dentro de un párrafo. El significado del párrafo depende del capítulo, el capítulo del libro, y para entender adecuadamente el libro se debe tomar en cuenta su posición en el contexto de la Biblia. Los que entienden este cuadro general no se perderán en los detalles.

Conocer la trama es disfrutar la historia.
Perder la memoria es no entender el drama.

Este libro comienza examinando la trama, o el fascinante argumento, de la Biblia. Luego se examina el cambio de dirección que la trama experimenta en el Nuevo Testamento. Para cualquier estudio de la Biblia se debe conocer tanto el cuadro general (la trama) como los cambios de dirección en esa trama. Imagine a alguien de Mongolia tratando de desarrollar una teología de Génesis usando un manuscrito incompleto que omite el capítulo sobre la caída. Sin entender el cambio de dirección que la trama de la Biblia experimenta en el Nuevo Testamento, toda teología sistemática fracasará.

La técnica de la “frase interna”

Cuando lea las citas bíblicas, concéntrese en las ideas fundamentales contenidas en cada pasaje de las Escrituras. Los versículos bíblicos que aparentemente son familiares con toda seguridad presentarán nueva información que antes no se veía, porque todo buen maestro de la Biblia sacará nueva información de la Palabra. [2]

En las citas de este libro, las palabras en negritas resaltarán una frase dentro de la frase. Por ejemplo, consideremos la cita bíblica recién mencionada.

 

Una frase:

Por lo tanto cada escriba con respecto al reino de los cielos es como un dueño de casa que saca de sus tesoros cosas nuevas y viejas.

Note que las palabras en negrita dentro de la frase forman otra frase, que atrae la atención hacia un pensamiento en particular.

 

Una frase dentro de una frase:

Cada escriba saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

Las palabras en negrita no solamente forman una frase interna, sino que indican exactamente qué palabras apoyan la idea de la persona usando esta técnica.  Las palabras en negrita y subrayadas indican una idea aún más básica, siempre formando una frase aún más corta.

 

Una frase dentro de una frase dentro de una frase:

Cada escriba saca cosas nuevas.

La técnica de estudio bíblico, llamada hermeneútica, se puede usar propiamente o inapropiadamente. Si se usa apropiadamente, este sistema de palabras subrayadas y en negrita puede denotar con precisión una verdad en particular dentro de un versículo bíblico. La primera regla para el uso de esta técnica es usarla con honestidad. Si se omite una sola palabra, especialmente una negación o una condición, se cambia el sentido del texto. Por ejemplo, sería deshonesto decir “El que cree es condenado” cuando en realidad Jesús dijo “El que no cree es condenado”. Cuando esta técnica se usa correctamente, sin embargo, la “frase interna” es una gran ayuda para el estudio bíblico. Por ejemplo, en la carta a los Efesios, Pablo escribe una larga frase casi sin verbos (Ef. 1:15-21), pero la frase “Doy gracias por ustedes” al estudiante a comprender el sentido del pasaje. La frase interna hace que, quien usa esta técnica, pueda comunicar sus ideas al lector. A su vez, el lector considera si el autor original, sea Jesús o Pablo, también tenía en mente la misma frase interna. De ser así, el uso honesto del lenguaje y la consideración del contexto convalidan la frase interna.

La técnica de la frase interna está diseñada no para resaltar palabras individuales, sino pensamientos completos. Los elementos gramaticales normales (sujeto, verbo, objeto) restringen el alcance de la interpretación y reducen el posible número de significados en un pasaje.

El poder de la esta técnica radica en el uso de las restricciones lingüísticas impuestas por el autor original. Con esta técnica, el estudiante explora la Biblia, con los ojos guiados por el texto mismo, y no por su imaginación. La ténica de la frase interna ayuda a aquellos que quieran analizar en detalle un pasaje bíblico, evitando la tendencia muy humana de distorsionar el texto.

Los estudiantes correrán menos riesgos de malinterpretar el texto si se concentran en una frase interna que si se concentran en una sola palabra del versículo. Esta técnica complementa la práctica usual de estudiar la Biblia palabra por palabra. Pero si se enfatiza demasiado una sola palabra se puede malinterpretar el versículo. Con la técnica de la frase interna los estudiantes se concentran en un pensamiento completo, y no en una sola palabra, por lo que hay menos margen de error.

Cuando se subraya o resalta una frase interna (y no solamente una palabra), el margen de error se reduce porque la atención queda más concentrada. Por ejemplo, una palabra puede tener doce significados, porque lo que un mal maestro puede interpretar el texto erróneamente. Pero si el maestro se disciplina al punto de llegar a comprender el significado de un texto por medio de la técnica de frase interna (preferiblemente completa, con sujeto, verbo y predicado), entonces su interpretación será más correcta.

Digámoslo una vez más: es más fácil distorsionar una sola palabra que toda una frase. Por ejemplo, un predicador televisivo que siempre pide dinero podría concentrarse en el versículo de Mateo 13:52, enfocarse en la palabra tesoro, y hablar durante una hora diciendo que todos los creyentes deberían tener riquezas terrenales.  Pero las palabras en negrita y las palabras subrayadas aclaran el verdadero mensaje. Este método ayuda a identificar con seguridad el punto clave de cada versículo, de manera que el buen maestro de la Biblia podrá sacar lecciones nuevas (y viejas) porque los hombres jamás podrán agotar las riquezas de la Palabra de Dios.

Una margen adicional de seguridad surge de la naturaleza de las frases internas, que por lo general re-enfatizan uno de los puntos claves de la frase completa. En este libro, el énfasis adicional se marca con itálicas, negrita itálica y, para máximo énfasis, itálica negrita subrayada. (En muchas ediciones de la Biblia, las itálicas indican palabras agregadas por los traductores pero que no estaban en el original. En griego y en hebreo se omiten palabras que se necesitan en español. Pero en este libro las palabras en itálicas se usan para llamar la atención sobre una parte de un texto bíblico, y no para indicar palabras agregadas en la traducción). Si un verso es triplemente resaltado, de esta manera,. el autor de este libro considera que se trata de un punto indispensable.

Los estudiantes de la Biblia deben, obviamente, leer todas las citas bíblicas en su totalidad. Pero algunas citas presentadas de esta manera: (1 Tim. 1:8‑11) se incluyen como referencia, y no son elementos críticos de la discusión, como sí lo son los textos que se citan directamente. El autor no espera que los lectores lean las citas parentéticas, a menos que quieran resolver dudas o satisfacer su curiosidad.

 

Ahora comienza la diversión. Prepárese para la aventura, pero proceda con máxima precaución.

El desafío de La Trama

Los principales detalles bíblicos que este libro intenta clarificar incluyen estos diez debates doctrinales:

 

Algunos creen

Otros creen

La salvación se puede perder

La salvación  no se pierde

El bautismo es necesario

El bautismo no es necesario

Los creyentes hablan en lenguas

Los creyentes no hablan en lenguas

Dios responde las oraciones de fe

Muchas oraciones no son respondidas

Ocurren milagros y sanidades

No ocurren milagros y sanidades

No hay rapto antes de la tribulación

El rapto es antes de la tribulación

Los creyentes deben obeder la ley

Los creyentes no están bajo la ley

La salvación por fe requiere obras

La salvación no requiere obras

Los creyentes deben guardar el Sabbath (día de reposo)

No es necesario guardar el Sabbath (día de reposo)

Está prohibido comer alimentos impuros

Todos los alimentos son puros


Más que cualquier otra cosa, el autor de este libro quiere comunicar la trama de la Biblia a cada lector,  y hacerlo sin ambigüedades. El efecto secundario de tener un sólido entendimiento del cuadro general de cualquier libro es facilitar al lector la tarea de entender los detalles de ese libro. Al conocer la trama se reconocen los cambios de dirección de esa trama. El conocer la trama explica una miríada de detalles.

Una formidable tarea

Para resolver las diez disputas recién mencionadas, alguien podría preparar diez argumentos, uno para cada tema. Se evaluarían así todas las opiniones a favor y en contra de cada tema. En algunos casos, se analizan unos pocos versículos de la Biblia. En otros casos, se analizan cientos de versículos. Libros de eruditos defienden posturas opuestas. Limitándose a leer solamente dos autores por cada posición, habría que leer 40 libros que se contradicen uno al otro. Muchos estudiantes dedican años a esta tarea. Al final, el estudiante elige una postura u otra, por cada disputa, sopesando innumerables factores.

Sin importar las conclusiones a las que este estudiante haya llegado, millones de creyentes no estarán de acuedo con él. Las masas de cristianos no pueden tener la razón en cuando a estas doctrinas, porque las masas no se ponen de acuerdo. Incluso después de un esfuerzo tan colosal, ¿cuántas preguntas respondería correctamente el lector promedio?

Una solución simple y única

Imagine, por un momento, que alguien pudiese resolver las diez disputas simplemente aprendiendo un solo verso de la Biblia. ¿Es posible que un solo concepto, una idea, un pensamiento, revelado en una solo versículo bíblico, pueda resolver cada uno de los debates arriba mencionados? Este libro presenta, para consideración del lector, precisamente ese versículo.

Alguien puede pensar que es imposible que un solo dato de la Biblia resuelva todos los dilemas. Sin embargo, si alguien le pidiese a Dios que explicase estos misterios, ¿podría El hacerlo con una sola frase? Si Dios no puede, entonces tampoco se puede escribir este libro. La Trama de la Biblia afirma, sin embargo que Dios no solamente puede sino que El ya ha proclamado en un solo versículo la respuesta a los diez debates.

Considere cualquier disciplina científica o académica, criminología, física o literatura. Imagine que dentro de cada uno de esos campos de estudio hay diez debates, aparentemente inconexos. Imagine que un descubrimiento, o una observación, o un solo cambio de perspectiva, cuando se aplica a estos debates, tiene la habilidad de resolver, clara y completamente, cada uno de estos dilemas. El hecho que una simple y única idea pueda a la vez resolver 10 debates desconectados hace que esa idea gane credibilidad y que valga la pena examinarla.

Por ejemplo, la práctica de una buena ley tiene como consecuencia beneficios no anticipados en numerosas circunstancias. Por el contrario, una mala ley, aunque se la sancione para resolver un problema específico, en realidad crea más problemas que los que resuelve. Históricamente, la ley en contra del adulterio no solamente redujo, como es esperaba, la infidelidad y el divorcio, sino que también redijo los índices de asesinatos, violaciones, secuestros y abuso infantil. Esta ley incluso mejora la economía y eleva el nivel de vida.

Cuando una simple idea bíblica resuelve muchos problemas aparentemente desconectados, esa idea merece gran atención. Pero, por el contrario, si alguien inventa una “respuesta” bíblica, probablemente esa idea creará más problemas que los que resuelve. De esa manera, los cristianos que argumentan que el hombre tiene “el derecho a fornicar” colaboran a desatar una oleada de destrucción. Si, por otra parte, un concepto ayuda fácilmente a evitar numerosos probelmas, ese concepto tiene cierta posibilidad de validez.

Albert Einstein sacudió al mundo durante el eclipse solar del 29 de mayo de 1919. El había predicho que la gravedad podría doblar la luz (alterar la trayectoria de un rayo de luz), una teoría muy difícil de confirmar. Difícil, hasta que Einstein sugirió que una estrella detrás del sol podría ser vista durante el eclipse porque la luna taparía la luz del sol, y la gravedad del sol desviaría la luz de la estrella para que sea visible desde la tierra. Las fotografías del eclipse confirmaron la predicción de Einstein. El mundo científico aceptó este hecho como una evidencia por lo menos de parte de las teorías de Einstein.

¿Qué tienen que ver Eintein y la Biblia? Una sola fórmula, E = mc 2 enseña, entre otras cosas, que la masa representa la energía. Japón se rindió al final de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico en parte porque la idea de Einstein era correcta. La nave espacial Viking, de la NASA, descendió en Marte y se comunicó radialmente con la tierra, a pesar que esas ondas radiales fueron alteradas por el campo gravitacional del sol. Los ingenieros han resuelto muchos debates gracias a la elegante pero simple idea de Einstein. Cuando un concepto se encarga de resolver muchas dificultades aparentemente sin conexión, esa idea merece ser estudiada seriamente.

Suponga que hace 300 años un bibliotecario hubiese perdido la segunda parte de alguna obra de un gran escritor, como Cervantes o Shakespeare. Con el tiempo, los expertos negarían la autenticidad de la primera y la tercera partes de esa obra, porque el argumento y las historias secundarias parecerían estar totalmente desconectadas. Los críticos dirían que un escritor tan brillante no hubiese podido escribir algo tan incoherente. Los personajes de la tercera parte casi no se reconocerían como los mismos de la primera parte.

Supongamos que alguien limpiando una vieja biblioteca en una antiguo castillo descubriese la segunda parte, que estaba perdida. Antes de evaluar el manuscrito se cuestionaría su autenticidad. Sin embargo, las dudas desaparecen cuando los expertos leen la segunda parte, que contiene el más fascinante cambio de dirección en la trama, y también el mejor estudio de personajes literarios jamás escritos. El hallazgo de la parte perdida resuelve fácilmente todos los enigmas, por lo que los expertos declaran que era parte de una obra del gran autor.

En todos estos ejemplos, un solo dato, una sola ley criminal, una sola ley física, una sola parte perdida, resuelven muchos problemas difíciles. El progreso, como descubrió Johannes Kepler, a menudo ocurre cuando una nueva idea explica muchos detalles particulares y resuelve muchos dilemas.

Los diez debates doctrinales mencionados más arriba han provocado divisiones entre las iglesias cristianas. ¿No sería maravilloso si algún ignorado versículo bíblico, interpretado normalmente, pudiese resolver todas esos rompecabezas doctrinales? Imagine si existiese una solución simple y única que, al contrario de lo que sucede con muchos argumentos teológicos, no produjese más dificultades de las que resuelve.

¡No existen textos problemáticos!

Un típico argumento doctrinal enfatiza ciertos pasajes bíblicos (los textos de apoyo), y deja de lado otros pasajes (los textos problemáticos). Este enfoque hace que muchos estudiantes se sientan incómodos, porque ellos quieren aceptar la Palabra de Dios en su totalidad. El ignorar o dejar de lado ciertos textos que aparentan contradecir una doctrina molesta a estos estudiantes, y está bien que así sea.

Se pueden presentar muchos argumentos a favor y en contra de las diez disputas doctrinales arriba mencionadas. Estos argumentos generalmente hacen que ciertos textos de la Biblia se opongan a otros textos bíblicos. Una persona que intenta probar que un creyente no puede perder su salvación puede citar textos de apoyo como Ef. 4:30 o Fil. 1:6, y dejar de lado otros textos (como Heb. 6:4‑6 o 2 Ped. 2:20‑22).  Quienes afirman que la salvación se pierde intercambian los dos grupos de versículos, y aceptan a Heb. 6:4‑6 o 2 Ped. 2:20‑22 como los textos de apoyo, dejando de lado los textos problemáticos como Ef. 4:30 o Fil. 1:6.

¿Qué pasaría si Dios ya hubiese presentado una clave bíblica que no solamente resuelve toda la confusión sino también borra las tensiones entre los tradicionales “textos de apoyo” y “textos problemáticos”? Ambos grupos de textos se unirían en un solo grupo, el de los textos de apoyo.

Los cristianos esperan exactamente esta experiencia en el cielo. Una vez allí, “conoceré como ahora soy conocido” (1 Cor. 13:12) por Dios, es decir, sin confusión. En el cielo no hay “versículos problemáticos”. La Palabra de Dios existirá en el cielo (Mat. 24:35), para ser entendida de una manera abierta, honesta, simple y normal.

La solución a los diez debates doctrinales no requiere disminuir, oscurecer, tergiversar o malinterpretar decenas de textos problemáticos. La solución radica en entender el cuadro general de la Biblia. Quienes conocen realmente la trama de la Biblia y sus cambios de dirección pueden leer pasajes bíblicos y aceptarlos por lo que aparentar decir, sin sentir que contradicen otros pasajes, es decir, sin que haya un conflicto interno. La Biblia es la Palabra de Dios. La Biblia tiene sentido y no se autocontradice.

Sin embargo, los debates doctrinales sirven de ayuda para el estudiante serio de la Biblia, porque esta anomalías a menudo indican la senda por la que se ha de progresar. El creyente no debe ignorar sino estudiar las inconsistencias que desafían el status quo. Porque en el interior de esas aparentes contradicciones se encuentra la clave para obtener una mayor sabiduría.

Kepler, reconocido como el padre de la astronomía moderna, ayudó a que la ciencia progresase más allá de siglos de errores. Kepler se negó a ignorar las aparentes contradicciones entre la observación y la teoría. Aristóteles había dicho que el sol y los planetas orbitaban en torno a la tierra, y que la tierra permanecía inmóvil.[3]  El filósofo griego también afirmó, equivocadamente, que las órbitas eran círculos perfectos. Aristóteles dedujo que las órbitas eran circulares no por observación sino por intuición. Pensó que así tenía que ser y dijo que así era. Durante muchos siglos, resultó difícil reconciliar las órbitas observadas de los planetas interiores con la teoría de Aristóteles. La observación y la teoría chocaban.

Muchos científicos se contentaron asumiendo que sus observaciones estaban equivocadas y que Aristóteles tenía razón. Muchos estudiantes de la Biblia hacen lo mismo. Los cristianos leen pasajes que parecen contradecir lo que se les había enseñado, por lo que ignoran lo que leen para retener lo que se les enseñó. ¿Cuál es la respuesta más común? No prestar atención a lo que se lee. Jesús habló de este fenómeno en el Sermón del Monte: “Escucharon lo que se les dijo… Pero yo les digo…” (Mat. 5:21‑22).

Un domingo, en febrero de 1996, el conocido autor Greg Perry de Tulsa, Oklahoma (EEUU) mencionó a un conocido en la iglesia que en el Día del Juicio los cristianos juzgarían al mundo. El amigo se mostró en desacuerdo. “No, Dios va a ser el juez, no nosotros”, repitió como quien repite un conocido refrán. Greg le dijo a su amigo que en un pasaje de Apocalipsis, capítulo 20, Dios encomienda el juicio a Sus siervos. También mencionó la enseñanza de Jesús sobre los hombres de Nínive levantándose para juzgar y condenar a toda una generación (Mat. 12:41) y el comentario de Salomón sobre el marido celoso que no perdonará a la adúltera en el día de venganza. Viendo que su amigo no aceptaba esta simple verdad, Greg abrió la Biblia y leyó en 1º Corintios:

¿No saben que los santos juzgarán al mundo…? ¿No saben que juzgaremos a los angeles?  1 Cor. 6:2‑3

Obviamente el amigo de Greg no lo sabía, y claramente mostró su desacuerdo. “No, eso no es así”, dijo. Greg se quedó atónito. Cuando comenzó el servicio en la iglesia, el amigo de Greg abrió su Biblia de Estudio y leyó una nota pie de página, en el versículo de 1º Corintios, capítulo seis, verso dos. La nota explicatoria decía: “Los santos juzgarán al mundo… Nosotros juzgaremos a los ángeles”.

“¿Quién iba a decirlo?”, dijo el amigo de Greg. “Tenías razón. Realmente vamos a ser los jueces en el día del juicio,” le dijo a Greg, apuntando a la nota al pie de página. Greg entonces le preguntó: “¿Por qué crees en la nota, pero no en el texto de la Biblia?”

Greg nunca tuvo una respuesta.

Kepler creyó en sus propios ojos,  y no en las incorrectas notas de sus libros de ciencia, ni en las erróneas ideas que otros le habían enseñado. Kepler encontró una discrepancia de ocho minutos de arco entre la órbita real de Marte y las predicciones del modelo teórico de Aristóteles. Kepler podría haber ignorado la aparente discrepancia, adjudicándola a la dificultad de medir distancias astronómicas, y hoy nadie recordaría a Kepler.

Pero Kepler no ignoró la obvia inconsistencia. Uno casi puede ver a la esposa de Kepler diciéndole: “Pero Johann, ¡olvídate de esos ocho minutos de arco y ven a dormir!”. Pero Kepler investigó esa dificultad hasta que se reveló la verdad oculta. Los planetas no se mueven en órbitas circulares como supuso Aristóteles. Los planetas se mueven en órbitas elípticas, con dos puntos focales. De esta manera, el astrónomo cristiano[4] Kepler descrubrió la primera de las tres leyes que gobiernan el movimiento de los planetas y fundó la astronomía moderna.

Donde algunos ven problemas que hay que ignorar, otros ven oportundiades. Muchos cristianos se causan daño a sí mismos por la manera incorrecta en que enfrentan las aparentes contradicciones en la Biblia. Muchos versículos bíblicos parecen contradecirse unos a otros. Al aceptar una resolución superficial de estas contradicciones, los cristianos pierden la oportunidad de descubrir la verdad que allí se oculta. Muchos creyentes dejan de lado las aparentes contradicciones ignorando una palabra, tergiversando una idea, o creando un argumento, pero eso no resuelve los textos problemáticos.

Kepler nunca hubiese descubierto las verdades de la física y de la astronomía si él hubiese tratado de resolver las aparentes contraducciones de la misma manera que lo hacen muchos cristianos, simplemente dejándolas de lado. Los estudiantes de la Biblia deben mirar de frente a esas dificultades. Si no se encuentra rápidamente una solución a los textos problemáticos, entonces, en vez de aceptar una solución sin fundamentos, el buen estudiante debe reconocer que hay una dificultad que él no puede resolver. Quizá haya algún error en su teología, porque parece que los textos bíblicos no la apoyan. Quizá la doctrina está bien, pero es la interpretación de un texto bíblico en particular la que falla. El buen estudiante dejará de lado momentáneamente ese versículo, y se dedicará a obtener más conocimiento y mejor entendimiento. Con paciencia, evitará el apresuramiento de aceptar falsas soluciones.

El desafío de los textos problemáticos

Considere esta prueba para ver si este libro cumple o no con lo prometido. En relación con la posibilidad de que un creyente pierda su salvación, la respuesta correcta a esa pregunta deberá usar los cuatro pasajes mencionados arriba (Ef. 4:30; Fil. 1:6; Heb. 6:4‑6; 2 Ped. 2:20‑22) como textos de apoyo. Piense por un momento lo que esto significa. Una vez aue el creyente entiende correctamente la respuesta a este dilema doctrinal, la lectura más simple y obvia de cada uno de estos versículos claramente apoyará esta posición. Porque luego que incluso un novato aprende la verdad, sentirá que no existe ninguna fricción entre esta verdad que acaba de aprender y los dos grupos de textos “opuestos”.

El autor, entonces, presenta un desafío a su propio libro, un reto, como el de los caballeros de antaño. La Trama deberá resolver las aparentes y difíciles contradicciones presentadas por los diez debates de los que venimos hablando. Si la teología que aquí se presenta no puede resolver esos problemas, este libro habrá fracasado. Pero si la teología que se enseña en este libro toma tanto los textos de apoyo como los textos problemáticos de las diez doctrinas mencionadas y, usando un solo versículo, hace que con una simple lectura se encuentre una solución directa y explícita, entonces esta teología merece ser cuidadosamente considerada.

La increíble propuesta que aquí se realiza es que incluso la “apariencia” de contradicción desaparecerá de cientos de versículos. Porque cuanto más se acerca un cristiano a la verdad, menos dificultades “aparentes” tendrá. ¿Quién puede dudarlo? Por ejemplo, Dios conoce toda la verdad sin error y El no tiene textos con problemas. Por eso, para cada una de las diez disputas doctrinales, este libro las resolverá sin esfuerzos, o, de lo contrario, merece ser arrojado a la basura.

En lo que resta de este capítulo se considerará un pregunta y se hará una observación. Primero, ¿por qué los estudiantes de la Biblia aceptan falsas ideas tan fácilmente? (Millones de cristianos están en total desacuerdo unos con otros sobre muchos temas, lo que significa que los creyentes están propagando información equivocada y promoviendo errores.)

Segundo, este capítulo comenzará a trazar el origen de los grandes debates doctrinales actuales a los temas teológicos que preocuparon a los apóstoles del siglo I. Al entender la causa y la resolución de las disputas en el Nuevo Testamento, se iluminará  la causa y la resolución de los desacuerdos modernos. En verdad, Dios incluyó en la Biblia un mapa para que los creyentes modernos encuentren la salida del laberinto teológico en el cual están atrapando.

El lector que ha experimentado las frustración de las aparentes contradicciones en la Biblia debe preparse para la gran aventura, porque el misterio se revelará antes sus propios ojos.

Una revisión de los debates doctrinales

El estudiante de la Biblia a menudo adopta conclusiones preliminares que gobiernan sus estudios doctrinales. Si alguna de sus presuposiciones es incorrecta, ese error se multiplicará, haciendo que otras decisiones teológicas se alejen cada vez más de la verdad. Como un estudiante de primaria que comete un error al principio de una larga división, los creyentes no podrán llegar a la verdad hasta que regresen al principio y corrijan sus errores.

Un nuevo creyente en un estudio bíblico puede escuchar algo que parece (y que es) falso. Cualquier falsa doctrina puede servir de ilustración, pero es mejor usar una falsa doctrina muy aceptada. Una idea equivocada, promovida por el himno Cuando el ángel pase lista…es que en el cielo no habrá tiempo. Recuerde estas palabras:

Cuando el ángel anunciare que más tiempo ya no habrá…

La primera vez que un estudiante de la Biblia escucha esta idea, le parece improbable. Sin embagro, pospone cualquier decisión sobre el tema. Luego la escucha otra vez, y, meses más tarde, otra vez, pero no en una canción, sino en la clase de escuela dominical. Un año después, un predicador radial dice, sin dejar dudas, “En el cielo no habrá tiempo”. (El origen de esta idea está en la filosofía de Aristóteles). En este momento el estudiante de la Biblia cree firmemente que en el cielo no hay tiempo.

Un maestro bíblico podría tener dificultades tratando de disuadir al estudiante de aceptar esta falsa noción. El maestro puede citar las Escrituras, como:

…se hizo silencio en el cielo durante media hora.  Apo. 8:1

y:

“¿Cuánto tiempo, Señor, santo y verdadero, hasta que Tú juzgues y vengues nuestra sangre de los que viven en la tierra?”  Apo. 6:10

El maestro podría decir que Jesús:

“…se sentó a la derecha de Dios desde ese momento para espera que sus enemigos sean hechos estrado de sus pies.”  Heb. 10:12‑13

Y hablando del Arbol de la Vida y de las doce variedades de frutas, que maduran una por mes:

 [Creciendo en el río que fluye] “del Trono de Dios… estaba el árbol de la vida, que da doce frutos, uno cada mes” Apo. 22:1‑2

Dios revela Su creación de los cielos nuevos y la tierra nueva en el capítulo 21 de Apocalipsis. De modo que este Arbol de la Vida, con sus doce frutos que madura uno cada mes, aparece muy tarde en el esquema del Apocalipsis, ubicándose en la parte eterna de la historia humana. Existe mucha más evidencia bíblica que muestra que hay tiempo en el cielo. Sin embargo, muchos nuevos cristianos voluntariamente renuncia a la verdad luego de escuchar un misma “frasesita” repetida algunas veces.

El nuevo estudiante generalmente le da a su maestro el beneficio de la duda, y dice que más tarde investigará ese punto en particular. Pero el “más tarde” nunca llega, la duda se disipa y el maestro y otros repiten la noción equivocada. Así nace un cristiano confundido.

Las conclusiones tentativas se solidifican en puntos de vista permanentes. Frecuentemente esto sucede sin que se realicen las rigurosas pruebas que uno pretendía realizar. Eventualmente, las ideas provisionales se transforman en ideas permanentes, no porque hayan sido confirmadas, sino porque el creyente nunca se tomó el tiempo para investigarlas. De esa manera, el progreso de muchos estudiantes de la Biblia queda impedido porque desde el comienzo avanzan por el camino equivodado.

Unos pocos, con todo, se dedican a reconsiderar los temas que muchos consideran resueltos. Pocas personas disfrutan dejando de lado presuposiciones, porque se necesita energía y dedicación para repensar un punto de vista. “El trabajo mental del menor esfuerzo” es una fuerza real. Típicamente, cuando a una persona se la enfrenta con información que contradice sus más fundamentales puntos de vista, esa persona descarta la información en vez de considerarla.

La gente prefiere rechazar los datos, incluso los datos que provee la misma Biblia, antes de reevaluar las creencias que tienen desde hace mucho tiempo. El mundo necesita más personas como Kepler, porque no hay mucha gente que reconsidere sus presuposiciones incluso cuando se los enfrenta con la más fuerte evidencia contraria.

Esta realidad humana hace que sea difícil escribir este libro. Suponga que, en este libro, primero se habla de la disputa sobre si la salvación se pierde o no. Muchos lectores que han invertido años estudiando la Biblia sostienen posturas opuestas sobre este tema. La mitad de ellos están equivocados, y los que tienen razón no saben por qué, ni saben por qué la otra postura no es verdadera. Si se presentase directamente la respuesta correcta, los lectores que están de acuerdo con esa respuesta se sentirían felices y con ganas de seguir leyendo. Aquello que, por todos sus estudios previos, no estén de acuerdo, se sentirían perturbados y con poca predisposición para considerar honestamente el resto del libro.

Este libro, por lo tanto, presenta una aproximación gradual a los diez debates doctrinales, de una manera que motiva al mayor número posible de lectores a considerar el libro en su totalidad. La meta es ayudar a que muchas personas lleguen a un veradero entendimiento de la Biblia, y , de esa manera, promover la unidad de los creyentes. Una vez que una persona entiende cómo se resuelven estas diez disputas, esa persona entenderá mejor incluso a quienes sostienen doctrinas incorrectas. El que encuentra la verdad entiende a quien todavía la está buscando.

Sin dudas, algunos lectores no están de acuedo. “Bob, ¡dilo de una vez! ¡Vé al grano! Si alguien no está de acuerdo, es su problema”. Pero en realidad es un problema para todos los creyentes, porque las ideas tienen consecuencias. Las ideas equivocadas acerca de Dios impiden el evangelismo.

El Apóstol Pablo usó esa misma advertencia, ¡y en el mismo contexto!. Seguir el enfoque de Pablo para explicar y resolver los diez debates doctrinales va a ser la claver para resolver esos diez debates.

El enfoque de Pablo merece cuidadoso estudio

Pablo enfatizó firmemente que él tuvo poco contacto con los Doce Apóstoles[5] antes del Concilio en Jerusalén. Esto es algo tan importante que Pablo dice: “No vi a ninguno de los Apóstoles… Y no miento” (Gál. 1:19‑20).  Pablo enfatiza este punto para explicar, en parte, por qué necesitó enfrentarse a Pedro y por qué él y los Doce tuvieron que reunirse para “considerar” temas teológicos.

La idea que Pablo enfatiza, que tuvo poco contacto con los Doce Apóstoles, parece extraña para muchos cristianos. Por lo tanto, cuando leen la Biblia, los creyentes patinan sobre estas páginas, como si las páginas no existiesen o no tuviesen significado o importancia para la verdad cristiana. Sin embargo, Dios puso estos detalles en la Biblia, de la misma manera que puso a Marte en una órbita elíptica. Como Kepler, los buenos estudiantes no dejan de lado los detalles, aunque parezca que no pueden ser incluídos fácilmente en la manera en que estos estudiantes ven al mundo.

Al leer los siguientes versículos bíblicos, recuerde usar la técnica de la frase interna. Primero lea la cita completa. Luego lea la frase que se forma con las palabras en negrita. Luego lea la frase que se forma con las palabras subrayadas. Preste atención a lo que Pablo dice y enfatiza de su breve contacto con los Doce Apóstoles:

Pero cuando Dios quizo…que yo predicase de El entre los gentiles, no fui inmediatamente a reunirme con los de carne y hueso, ni tampoco fui  hasta Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo lo fuese;  Gál. 1:15‑17

Pero les hago saber, hermanos, que el evangelio que yo predico no es de los hombres.  Pues no lo recibí de hombres ni me lo enseñaron los hombres,  sino que me fue dado por revelación de Jesucristo. Gál. 1:11‑12

Pablo, un apóstol, no de hombre ni por hombres, suno por Jesucristo …  Gál. 1:1

y yo no era conocido personalmente en las iglesias de Judea que eran en Cristo.  Gál. 1:22

Entonces, después de tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él durante quince días. Pero no vi  a ninguno de los otros apóstoles excepto a Jacobo, el hermano del Señor. (Ahora bien, con respecto a estas cosas que les escribo, lo hago ante Dios y no miento) Gál. 1:18‑20

Más adelante en este libro se considerarán las razones por esta falta de contacto. Por ahora, preste atención a lo que afirman claramente las frases internas:

[Pablo] no fue inmediatamente a reunirse, ni fue a los que eran apóstoles antes que él.  Gál. 1:15‑17

[Pablo] no recibió el evangelio de los hombres ni le fue enseñado por hombres …  Gál. 1:12

[Pablo] no era conocido personalmente  en Judea.  Gál. 1:22

[Pablo vio a Pedro pero no vio] a ninguno de los otros apóstoles, excepto a Jacobo,  Gál. 1:18‑19

Pero 14 años después de este breve contacto inicial, Dios reveló a Pablo que él debería ir a Jerusalén y contarles a Pedro, Jacobo y Juan el evangelio que él estaba predicando a los gentiles.

Luego de 14 años subí otra vez a Jerusalén… Y fui por  revelación, y les comuniqué el evangelio que yo predico entre los gentiles, pero privadamente a aquellos de reputación, para que yo no corriese en vano… y cuando Jacobo, Pedro y Juan, que parecían los pilares, percibieron la gracia que me había sido dada, me dieron a mí y a Bernabé la mano derecha en señal de amistad, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. Gál. 2:1‑2, 9

 

Pablo les comunica en privado este mensaje  a los que tienen reputación de líderes.

¿Por qué en privado? Dios quería que los Doce aceptacen a Pablo y a su ministerio entre los gentiles. Pablo buscó una mano amiga (Gál. 2:9) por parte de los apóstoles en Jersusalén. Su piadosa discreción obtuvo el resultado deseado. Los Doce Apóstoles en Jerusalén bendijeron el ministerio de Pablo (Hechos 21:17‑20; 15:6‑31).

Imitar es método de Pablo (de traer unidad de entendimiento a los creyentes con ideas opuestas) es invitar al éxito que el obtuvo. Porque Pedro no solamente apoyó el apostolado de Pablo (Gál. 2:7‑8) pero también endorsó, como dice Pablo, “el evangelio que predico entre los gentiles” (Gál. 2:2).

Pero aún después de esto Pablo tuvo buenas razones para enfrentarse fuertemente a Pedro cuando las inconsistencias doctrinales comenzaron a causar divisiones.

 

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí en su cara, porque era para avergonzarse; porque antes de que llegasen ciertos hombres de Jacobo, comía con los gentiles; pero cuando éstos llegaron, Pedro se retiró y se apartó, por temor a los de la circuncisión.  Y el resto de los judíos siguieron la hipocresía de Pedro, e incluso Bernabé fue arrastrado por esta hipocresía. Pro cuando ví que ellos no eran fieles a la verdad del evangelio, le dije a Pedro, antes que a los otros: “Si tú,  siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿por qué quieres que los gentiles vivan como judíos?”  Gál. 2:11‑14

Una vez más, preste atención a la claridad con que la frase interna revela un aspecto difícil pero innegable del texto bíblico:

[Pablo] resistió a Pedro en su cara, porque Pedro era para avergonzarse;  Y el resto de los judíos siguieron la hipocresía de Pedro.  Y Pablo vio que [Pedro] no era fiel a la verdad del evangelio …  Gál. 2:11‑14

 

Cristo comisionó a Pedro, el gran apóstol. Más aún, el Espíritu Santo descendió sobre Pedro en Pentecostés. ¿Por qué, entonces, Pablo tuvo tantas dificultades con él? ¿Por qué, además, aparecen en el Nuevo Testamento las dificultades entre otros apóstoles? El lector pronto verá que estas dificultades entre apóstoles surgen porque ocurre un muy importante cambio de dirección la Biblia. Pero será casi imposible que el estudiante entienda estos detalles si antes no identifica totalmente la trama de la Biblia y sus cambios de dirección. Como muchas personas no conocen esta trama, simplemente ignoran muchos de estos pasajes.

Sorprendentemente, el argumento entre Pablo y Pedro se originó en la misma confusión doctrinal que había intentado resolver antes en el Concilio de Jerusalén, del que se habla en Hechos 15. Pero gracias a Dios, con su ayuda, incluso las confrontaciones de hoy se resolverán, y las relaciones entre los creyentes serán restauradas. Porque unos diez años después de esa dura pero necesaria confrontación, Pedro escribió amablemente de Pablo.[6]  En su epístola, Pedro indica que, aunque los escritos de Pablo contienenen “cosas difíciles de entender”, Pedro los acepta como parte de las “Escrituras.”[7]

Un lector atento quizá ya haya entendido por qué este libro presenta en este momento el episodio entre Pedro y Pablo. La interacción entre estos dos apóstoles ilustra el origen de la mayoría de los desacuerdos doctrinales entre creyentes. La relación entre Pedro y Pablo, según lo que se dice en la Biblia, enseña un mensaje de vital importancia.

¡Las disputas doctrinales comenzaron con los primeros cristianos! Después del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los personajes más importantes del Nuevo Testamento son Pablo, Pedro y Juan. El Señor pasó tres años con los Doce, y tuvo repetidas comunicaciones directas con Pablo. Con todo, Pedro y Pablo se enfrascaron en disputas prácticas tan importantes que hasta quedaron registradas en la Biblia.

Para entender las disputas doctrinales más comunes entre los cristianos de la actualidad, se deben entender las causas y la soluciones de esas disputas entre los líderes cristianos de la antigüedad. Una vez que se entienden las disputas históricas, se disipa la moderna neblina teológica.

Por lo tanto, este libro presenta un vistazo histórico para clarificar las disputas del siglo I. Este vistazo también revelará la clave, la solución única, que resuelve muchos de los conflictos actuales, y remueve la brecha que tradicionalemente separa a los textos de apoyo de los textos problemáticos. El resultado es una teología bíblica que desplaza las “aparentes contradicciones” con la misma fuerza que una carga de dinamita removiendo las piedras para construir una nueva carretera.

 


 

[1]    La tierra tiene su órbita en el Sistema Solar, que a su vez es parte de una galaxia, la Vía Láctea, que, a su vez, viaja por el universo físico. Las Escrituras se refieren brevemente a las estrellas, pero nunca como un lugar donde se lleven a cabo eventos bíblicos.  []

[2]    Por lo tanto cada escriba con respecto al reino de los cielos es como un dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.  Mat. 13:52  []

[3]    ·     Historiadores revisionistas de la ciencia, comenzando sobre todo con Voltaire, acusan a la Biblia por el error de que el sol orbitaba en torno a la tierra. Pero fue el pensamiento aristotélico que gobernó el mundo científico (si así se le puede llamar) durante 2000 años. Por medio de experimentos defectusos, Aristóteles determinó que la tierra estaba en reposo y que, por lo tanto, el sol giraba en torno a la tierra, y no a la inversa. Tristemente los líderes de la iglesia, y virtualmente todo el mundo occidental, se sometieron al pensamiento de Aristóteles en esta idea, y en muchas otras ideas falsas y no bíblicas.

·   Galileo Galilei a menudo se opuso a Aristóteles y defendió la Biblia. El 21 de diciembre de 1613 Galileo envió una carta a Benedetto Castelli (un monej benedictino, profesor de matemáticas en Pisa, y pionero de la hidrostática). “Las Escrituras no pueden estar equivocadas”, escribió Galileo. “Los decretos (de la Biblia) son absolutamente verdaderos e inviolables… La Santa Escritura y la naturaleza son ambas emanaciones de la misma palabra divina, le primera dictada por el Espíritu Santo, y la Segunda, la palabra ejecutora de los mandatos de Dios… Creo            que la intención de los Escritos Sagrados es persuadir a los hombres de la necesidad de la salvación, pues ni la ciencia ni nungún otro medio prodría hacerlo creíble, sino sóla la voz del Espíritu Santo”. Cita de las cartas de Galileo recopiladas por su hija mayor, la monja franciscana hermana Maria Celeste, publicadas en inglés en The Private Life of Galileo (London, England: Macmillan & Co., 1870), p. 74‑76.  []

[4]    ·     Johannes Kepler (1571‑1630) es una de las mentes brillantes que defiende firmemente a la Biblia como la palabra literal,  inerrante e infalible de Dios. Con respecto a la edad del universo, Johannes Kepler declaró: “…no me interesa si es para leer ahora o en la posteridad.  Quizá haya que esperar un siglo para un lector,  como Dios esperó seis mil años por un observador.”  Bartlett’s Familiar Quotations (Cambridge, Massachusetts: University Press, John Wilson & Son, 1901 [Ninth] Edition).  quoted from Martyrs of Science Sir David Brewster, p. 197.

      ·     Kepler, conocido por su comentario reverente: “Pienso tus pesamientos depués de Ti…” contribuyó al desarrollo del cálculo al publicar sus tablas sobre el movimiento de las estrellas. Kepler demostró su humildad como científico cuando, al final de su tratado La Armonía de los Mundos escribió “Te agradezco, mi Creador y Señor, porque Tú me has dado este gozo en tu creación, este deleite en las obras de tus manos. He mostrado a los hombres la excelencia de tus obras, hasta el punto que mi mente infinita puede comprender tu infinitud; y si he faltado a Tu gloria, perdóname con tu gracia” . Citado en 1890 por Stephen Abbott Northrop, D.D., A Cloud of Witnesses, (Portland, Oregon: American Heritage Ministries, republished 1987), p. 266.

      ·     Las observaciones de Kepler provaron la naturaleza heliocéntrica del sistema solar. Y, como dijo E.W. Bullinger en The Witness of the Stars (Grand Rapids, Michigan: Kregel Publications, 1893, reimpreso en 1967, p. 38) Johannes también buscó la evidencia astronómica de eventos bíblicos. El calculó hacia el pasado las órbitas de los planetas para ver si de  esa maner se podía encontrar la conjunción planetaria que podría haber sido la Estrella de Belén. (El video Planets, Stars and the Bible, producido por el autor de este libro, usa programas de computadoras para ilustrar este punto.)

      ·     Como el fundador de la astronomía física, Kepler fue un pionero de la mecánica celestial, y de la Biblia en idiomas modernos. Kepler escribió en Homenaje al Libro (página 84 y siguientes):  “Nosotros los astrónomos decimos, con la gente común, que los planetas suben y bajan, o que el sol sale o se pone. No se puede, entonces, esperar que las Escrituras inspiradas divinamente dejen de lado el hablar común y modelen sus palabras según las del científico natural, y, empleando fraseologías oscuras e inapropiadas para hablar de cosas que sobrepasan la comprensión de quienes se trata de instruir, causen perplejidad al pueblo de Dios, obstruyendo de esa manera el camino al objeto más exaltado que tienen como meta”.  quoted in the 1890s by Stephen Abbott Northrop, D.D., A Cloud of Witnesses (Portland, Oregon: American Heritage Ministries, republished 1987), p. 266.  []

[5]    ·     …No me reuní inmediatamente con los de carne y hueso, ni subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo;  Gál. 1:16‑17  []

      ·     [Vi] a Pedro…  Pero no vi a ninguno de los otros apóstoles, excepto a Jacobo…  Y no miento.  Gál. 1:18‑20

[6]    …como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada, lesas ha escrito…  2 Ped. 3:15  []

[7]    …Pablo…les ha escrito, también en todas sus espístolas, hablando en ellas de cosas entre las que hay cosas difíciles de entender, que los que no tienen conocimiento y son inestables tuercen para su propia destrucción, como también lo hacen con el resto de las Escrituras.  2 Ped. 3:15‑16  []


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